El libro de Apocalipsis, el capítulo 12, nos abre la puerta de las revelaciones profeticas al darnos la noticia de que el padre de toda mentira (San Juan 8: 44) fue definitivamente echado fuera del Trono de Dios cuando se enfrentó en los escenarios de las falsas acusaciones contra Jesús de Nazaret. Utilizando a los sacerdotes y a Judas Iscariote como testigos para que afirmaran que Jesus quería ser rey de Israel. Y verdaderamente aquel Jesús murió; y encima de su cadáver colgado en la cruz del Calvario, el gobernador Pilatos mando que colocaran una tablilla que decía: “Jesús Nazareno, rey de los judíos”. (S. Juan 19: 19).
La Biblia confirma que fue Satanas, bajo la voluntad expresa de Dios, que Jesús de Nazaret sufrió desde niño (S. Mateo 2:13-15), y murió crucificado como vulgar delincuente; todo, en un plan magistral dirigido por el Padre Celestial para derrotar definitivamente al padre de toda mentira. Luego Cristo resucitaría el tercer día (domingo); estaría 40 días entre los discípulos, luego ascendería al cielo (Hechos 1: 9-11). Donde seria glorificado como representante del hombre ante el Trono de Dios; y para interceder como Cordero y con su sangre por nuestros pecados.
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